Guía práctica del coaching (Pierre Angle y Patrick Amor).

Estructura del coaching.

Hilo conductor que guía las etapas de la acción, el coach tiene que dar flexibilidad a esto para adaptarse a la situación. Tiene cuatro elementos:

·         Definición del problema.  (De que se trata)

·         Análisis de la petición.

·         Establecimiento del contrato.

·         Exploración resultaría.

Se realizan dos preguntas ¿De qué se trata? ¿Qué se espera de mí? Para acordar los objetivos. Después se comienza con el ¿Cómo?, se apoyan en recursos del cliente y herramientas del coach. 

El problema.

Punto de partida, el cliente presenta un escrito detallado en donde pone específicamente y de manera clara el problema que busca trata, esto va revelar la manera de ser y la forma en que el coach debe asumir el mundo. El coach debe adaptarse al modelo de pensar del cliente, el coach debe interrogar para lograr la exploración de retos ¿En que es un problema?,¿Para quién es un problema?,¿Desde cuándo?, ¿Ya lo habías querido resolver?, entre otras.

Se debe comprender y clasificar los desafíos para saber hacia dónde ir, se pueden usar preguntas como: Usted se despierta una mañana y su problema ha desaparecido ¿En que lo notaria?, ¿Quién es el primero en notarlo?, ¿Qué hace después?

Se debe permitirle esclarecer el problema y visualizar lo que la resolución permitiría hacer. El coach en esta etapa se centra en identificar los principales objetivos para poder explorar y formular mentalmente las primeras hipótesis sobre la necesidad del cliente.

La petición.

Se pregunta ¿Qué espera usted de mí?, ¿En qué puedo ayudarle? El cliente debe comprende que es necesaria su disposición y responsabilidad, para no ver al coach como omnipotente.

La petición puede crear expectativas y motivaciones, lo cual el coach debe identificar, ya que si no las hay solo es una pérdida de tiempo. Puede haber peticiones explicitas e implícitas, así como peticiones oficiales que lleven a peticiones escondidas.

El coaching se enfoca en las peticiones explicitas, y con el tiempo surgen las peticiones implícitas (problemas), lo cual es reto del coach identificar.

El análisis de la petición invita a volverse sobre el problema para elaborar la hipótesis de acuerdo a las necesidades del cliente. A menudo la petición va evolucionando a medida que los desafíos más profundos salen a la luz. 

El contrato.

El coach debe validar con el cliente el objetivo que ha surgido en la petición expresada. Esa es la finalidad del contrato, si no se hace esto se deja de lado las verdaderas preocupaciones del cliente, y si se lleva a cabo esto se delimitan responsabilidades, herramientas de clarificación etc. (el contrato no debe ser demasiado estricto). En el se ponen las obligaciones, desafíos personales, relaciones e institución que lo solicita. Existen tres tipos de contratos:

·         Contrato de negocios: se define finalidad, objetivos, tarifas, duración, desarrollo y condiciones. Normalmente es por escrito y con la institución que encarga la intervención.

·         Contrato relacional: define los temas a debatir y el proceso (de qué manera se van a llevar a cabo las interacciones, conflictos etc.).

·         Contrato secreto: concierne a los retos psicológicos consientes o inconscientes de los participantes.

El contrato es una especifidad importante del coaching ya que esto confirma la responsabilidad de ambos partes. No debe ser demasiado restrictivo, ya que debe adaptarse a los nuevos objetivos del cliente. 

Exploración resolutoria.

Esta fase se apoya en los recursos del cliente para progresar a partir de las herramientas del coach. El coach es un promotor de nuevas expectativas, moviliza al cliente a movilizar sus competencias, deseos y realización identidaria, también moviliza y estimula al cliente mediante estímulos, los refuerzos u los permisos.